DESCANSO EN EL RÍO

El día de mi boda fue el momento más feliz de mi vida…y el último.
Mi cuerpo apareció flotando en el río tras angustiosas horas de búsqueda por el monte.
No siento el frío del agua, no siento la pena ni el dolor de haber muerto. Solamente me dejo llevar por la corriente, aguas tranquilas que adormecen mi soledad.
Mi vestido blanco flota junto a mi ramo, que ha ido separando los pétalos de sus flores como mi alma se fue separando de mi cuerpo.
Floto entre sombras, siento la lluvia y el viento en mi cara…ya no respiro.
Oigo llorar a mi amado a lo lejos…deseo con todas mi fuerzas regresar junto a él, pero estoy muerta, como muertas están ya las esperanzas de todos por encontrarme con vida.

No pude remediarlo, no pude!

Oí la voz del río llamándome para que fuera a su encuentro. Me acerqué lentamente para tocar el agua y caí en las profundidades de la gorga negra…
Las aguas tranquilas se arremolinaron para absorber mi cuerpo . Me fue imposible luchar por salir a la superficie. En tan sólo un instante, quedé inmóvil, paralizada por el miedo y la angustia, no, no pude luchar por mi vida.
En mi mente sólo tenía el rostro de mi esposo, sonriéndome en el altar. Mi última sonrisa, antes de morir, se la dedique al que fue el amor de mi vida.
He muerto feliz, amado mío, seguiré viva en tu recuerdo y mi alma renacerá para ir de nuevo junto a ti.


En cada aniversario aparece el espectro de la novia flotando en el agua y su amado no ha dejado de ir ni un sólo día a su encuentro, con la esperanza de unir de nuevo sus almas y poder amarse más allá de la muerte.