ESPACIOS

. Mi ego no puede transmutar toda la luz de mi ser pues muere en mis sueños. Al despertar la estrella fugaz se oculta de nuevo bajo mi balcón esperando mi próximo deseo. No soporto los martes de soledad en mi celda. La luz afuera me divierte más. Las cosas son más sencillas ahí afuera. Si te vieras en mis ojos sonreirías. No espero que el mundo se acobarde pero tampoco quiero que descubran la gran distancia que estoy amasando en espera del despertar. Me arrodillo ante los barrotes y agarro uno a uno todos los pensamientos que he tachado en la pared. Si pudieras verte en mis ojos temblarías. Quizás suene alto en mi cabeza, pero son los brillos en mi oscuridad que acaparan todo mi cuerpo. Para los demás solo espero una señal. Soy yo la que esconde la llave, sólo yo puedo abrirte. El espacio entre mis manos recoge toda bondad derramada entre celdas. Acaricia mi pelo, besa mis labios y siente la quietud de la libertad. Mañana volverá la estrella fugaz a pasar por mi ventana. ¿Mi deseo? que te veas en mis ojos para que la realidad te devuelva la sonrisa perdida entre espacios

BAILO ENTRE COLORES

Pinté de colores la pared de mis enseñanzas. Hundí mis manos en la pintura más viva que jamás había visto. Estrellas en la tierra y nubes en el agua. La sombra detrás de la puerta se esconde tras un arco iris en blanco y negro. Mi nombre plasmado en el techo gotea cada mañana al despertar. Abro los ojos y dibujo un pájaro en mis labios. Si supiera...si sólo escuchara el canto melodioso de sus alas al revolotear por mi habitación...No se asusta ante el rostro del humano de buen corazón. Canto al viento y a los restos de toda mi voluntad encerrada en un puñado de arena. Las olas limpiarán mi espiritu. -Tú espera, dijo el Karma sonriente.

HILOS DE INSENSATEZ

¿Y quién eres tú que desde el espejo me miras absorto?, ¿quién crees que sostiene mi mano al maquillarme? Son los reflejos de la búsqueda irreal de lo imposible. La sala permanece oscura tras el paso de la luna rozando las cortinas. Sumisión y apego desbordado, halago que nunca podré obtener. La radio suena en un silencio ensordecedor desde mis adentros. Y si quieres más puedo suspirar palabras nuevas. Y si necesitas más puedo prometer sandeces. Nunca me tendrás. La realidad nunca superará esta ficción, pues fue creada de los hilos de la insensatez y la lujúria absoluta. Sobornos de amor en manos de un vagabundo. Cuando cierre los ojos volverás a mirarme absorto desde el espejo, desde los silencios de la radio y yo volveré a dejarme llevar por lo hilos de la insensatez.

DESNACER

Con los ojos abiertos bajo el agua dibujo una sonrisa. Si la piedad conociera la traición dispararía sin dudar.Una mano alcanza mi nuca y me obliga a arquear mi espalda lentamente, como queriéndome esconder bajo los recuerdos de mi vida. Soy yo la que aletea sin cesar, soy yo la que olvida los poemas que escribí junto a mi esquela. Desnacer ante ojos nuevos, nuevas partituras en la pared y hachazos de cristal en suelo. Cuando se desdibuja el rostro de tu amado es cuando tu alma se expande hacia otro plano. No sabría explicar la falta de aire en mis pulmones. Si alcanzas mi mano te arañaré, como arañé los cumplidos de mi nuevo ser. En el vientre oculto de la madre me escondo con maliciosa realidad. ¿Puede la sensación de vivir atrapar a la muerte?El Dios que nunca habla me indicó el camino. Ese mismo Dios que una vez me arrastró al pecado y me obligó a rendirme ante él. Como si el agua limpiara toda la culpa. Tal vez desnazca en contra de tu voluntad, madre. Si la piedad esperara algo de mi no me perdonaría. Cierro los ojos y puedo verte al fin. Eras justo lo que esperaba, justo lo que me advirtieron los ángeles negros. Si la culpa conociera el perdón no suplicaría. Desnazco una y otra vez para limpiar la parte oculta de mi mente. Si la vida conociera la muerte claudicaría sin más. Espero alcanzar el espacio que habitas en mi cuerpo y al desnacer sucumbir a las delicias de tu presencia en la mitad oculta de mi ser.

LA LUZ DEL SOL NO NOS MANTIENE A SALVO

Una playa abarrotada de gente puede ser el lugar idóneo para que el diablo se muestre ante ti. La luz del sol no nos mantiene a salvo. . El mal se mimetiza con nuestra mente en el momento menos esperado. EL sol ardía en el pueblo costero de mi infancia. Todo el mundo se relajaba en la arena mientras yo decidía contemplar la costa desde lo alto. La brisa del mar acariciaba mi pelo y susurraba el idioma del que contempla desde el silencio. Bordeando la playa, había pequeñas calas en dónde los niños se divertían jugando a pelota. Fue en una de ellas dónde la vi por primera vez. Bajé lentamente las escaleras de piedra para acceder a la arena. Mis pies podían sentir el calor de la roca mientras la fina arena se colaba entre mis dedos. Al llegar abajo sentí un escalofrío en la nuca, un pavor indescriptible que me paralizó por completo. Era como si de repente algo me pusiera en estado de alerta, como si a plena luz del sol algo oscuro enturbiara la paz del lugar. Quise girarme y volver a subir rápidamente para estar a salvo de nuevo. Conseguí subir tres peldaños y allí fue dónde pude ver el terror dirigiéndose hacia mi. Una niña de pelo oscuro y rasgos desfigurados se deslizaba por la escalera con las manos atadas a la espalda. Era como una serpiente con ojos inhumanos. Ojos oscuros de lágrimas negras que brotaban sin cesar mientras ella reptaba velozmente hacia mi. No pude moverme. Nadie vio nada, nadie oyó mis gritos y nadie encontró nunca mi cuerpo. Una playa abarrotada de gente puede ser el lugar idóneo para que el diablo se muestre ante ti. La luz del sol no nos mantiene a salvo.

TIEMPO MUERTO

Con el rostro cubierto de desolación, las manos atadas por la impotencia y los ojos cerrados por la incredulidad, Alicia permanecía en un rincón de la existencia. Su vestido iluminaba el último atisbo de humanidad en aquel oscuro rincón. Frente a ella yacía el tiempo, el que nadie consigue atrapar, el que segundo a segundo se apodera de tus actos. El tiempo que pasa y nunca se pierde por miedo a quedar atrapado en esa misma ingenuidad. La trampa de esa inocencia es el resultado de tanta desolación. De nada le sirvieron las prisas al conejo en manos de la pequeña. Si creces deprisa mueres del mismo modo. Un gato sonriente le vendió humo pues sus pies a penas darían unos pasos antes de hacerse mayor. El tiempo muerto se sostiene en el aire y observa a los pasajeros del tren al que nadie quiere dejar escapar. Ese último tren que nunca para en la estación de los descarrilados, de los que no creen en fantasías,pues la realidad les ha llevado a estrangular toda esperanza.