ERA UNA PERSONA DE ESAS, QUE MURIÓ JOVEN COMO SOLO UN ALMA VIEJA PUEDE HACER...

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martes, 15 de diciembre de 2009

GOTAS DE MUERTE



Oigo llover desde mi cama. Las cortinas corridas me mantienen a salvo de la luz. Las pesadillas parece que han cesado, pero yo sigo temblando. Miro mis manos cortadas por el frío. Estoy rígida. Mis ojos deambulan por la habitación. Espero una señal para levantarme, alguna razón para seguir viviendo. Nada.
Las sábanas me cubren medio cuerpo. Lo imagino cubierto totalmente, como si estuviera muerta, como si hubiese dejado de respirar este aire espeso y gélido.
Oigo risas en las calles adornadas. Alguien es feliz ¿puede serlo realmente?. La tormenta no cesa y yo no puedo moverme todavía.
La sirena de una ambulancia retumba en mi cabeza, puede ser que venga a buscarme a mi, a mi alma. No. Nadie sabe que existo, ni siquiera yo me lo permito. No soy nadie.
De repente oigo gritos en la calle. La gente corre bajo la lluvia. Algo grave ha ocurrido. Sonrío. Ya nadie parece contento, ¿qué habrá pasado?.
Me levanto muy lentamente, mis pies descalzos se acercan a la ventana. Descorro las cortinas y siento palidecer.
Está lloviendo sangre.
Todo el mundo corre de un lado para otro, nadie atiende a nadie. Las calles rojas parecen resbaladizas. Veo a una anciana intentando levantarse del suelo. Está empapada y nadie la ayuda. Un niño se le acerca pero apenas le hace caso. La madre lo agarra de la mano y salen a toda prisa dejando a la mujer en el suelo. Restos de compras navideñas desperdigados por todas partes. Perros olisqueando la sangre. Un espectáculo dantesco. Gotas de sangre empapan la ciudad y en lo alto de la iglesia un enorme cartel luminoso con el mensaje: FELIZ NAVIDAD.

jueves, 10 de diciembre de 2009

CEMENTERIO DE MUÑECAS




Sopla el viento. Un manto de hojas marchitas borra mis huellas al pisar sobre el sendero de la soledad. Los zapatos llenos de barro me adentran al camino putrefacto y siniestro de la muerte.
En lo alto del valle, apartado del mundo, se encuentra el cementerio de muñecas. Un lugar oculto dónde se halla parte de la maldad humana.
El silencio me abruma en este lugar desolador. Restos del pasado abandonados entre la maleza. Un cementerio de cariño, el único pecado cometido por los que allí habitan. Un lugar gris, dónde cientos de muñecas aparecen desnudas, degolladas y sucias. Ojos vacíos por no ver el triste final de años dedicados a su verdugo.
Seres inertes con sonrisas pintadas de tristeza.
Me arrodillo frente a ellas y acaricio sus lágrimas secas. Mis manos heladas cubren el rostro del abandono. Inocencia perdida de quiénes desprecian la compañía incondicional de un amigo.
Ya no juegan las muñecas en su cementerio. Recuerdos olvidados para siempre. Juguetes reemplazados que jamás volverán a oír la sonrisa de un niño.
El mal está en nuestro interior, es un instinto incontrolable El cementerio de muñecas, escondido a los ojos de los mayores, es un pequeño secreto dónde las mentes macabras se mezclan entre juegos inocentes.

sábado, 5 de diciembre de 2009

NOTAS DE SOLEDAD


Como un adorno olvidado en el trastero, como una figura maldita cubierta de polvo llamaste mi atención y te rescaté de aquel anticuario.
No somos las personas las que encontramos objetos, son ellos los que dejan que los encontremos. Muñecas caprichosas que te señalan con el dedo y deciden tu destino.

Desde entonces vivo obsesionada con esa caja de música. Me tranquiliza verla al llegar a casa y me aterra oírla sonar por las noches.
Melodía mortal que endulza mis momentos de soledad. Atraviesas el umbral de mis fantasías y te adentras en la quietud de mis sueños. Sinuosa bailarina que me mira descarada. Adormeces mis ganas de vivir con tus notas oscuras.
Almas encerradas en una caja inmortal. ¿Quieres que sea la siguiente?
Cabizbaja acaricio tus delicadas formas. Baila, baila alrededor de mis dedos. Gira sin parar adentrándote en mi cabeza.
Siento tu vida y tú sientes mi muerte.
Una noche me adormecí para no despertar. Cerré los ojos y escuché de fondo la dulce melodía. Las sombras que te rodean se acercaron a mi y me acunaron en sus brazos para que también forme parte de ti.
Notas de soledad que se adentraron en mi alma cuando más libre me sentía, cuando aún creía en la vida y que mis sueños se harían realidad. Sueños encerrados en una triste melodía, lágrimas de almas en pena que no liberarás jamás.