ERA UNA PERSONA DE ESAS, QUE MURIÓ JOVEN COMO SOLO UN ALMA VIEJA PUEDE HACER...

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viernes, 24 de diciembre de 2010

LA SEGUNDA REBELIÓN





La pérdida absoluta de esperanza hizo que Dios cerrara para siempre las puertas al paraíso…

¿Y quién puede hacer perder la esperanza de Dios? El hombre.

Sin pecado no hay castigo. A veces es necesario pecar para obtener lo que se desea.
Deseos infinitamente esperados , agarrados al alma como una constante melodía atrapada en una caracola. Sueños de mortal aún en el más allá.

Las almas bondadosas que habitaban el cielo eran merecedoras de todo privilegio, de toda razón de ser del creador. Su constancia en hacer el bien tuvo una enorme recompensa, yacer al lado de Dios por la eternidad.

Un Dios que ama, que otorga absoluta libertad. Un Dios que no cuestiona, pero que tampoco olvida.
Lágrimas negras inundan la ciudad. Calles vacías de gente transparente. El mal acecha en cada esquina, en cada corazón, carente de perdón, de arrepentimiento o humildad.
El recuerdo de cualquier acto de bondad es sólo un reflejo en el altar de Dios.
Altar que ya sólo acompañan los ángeles. Sus alas caídas delatan la terrible tristeza de Cristo.

Aunque en el último aliento muchos son los que se aferran a una fe olvidada, es el rostro del diablo el que ven al entornar los ojos. La balanza de la vida no compensa los pecados.

Así, muerte tras muerte se llenaban las arcas del averno dejando escapar un suspiro de desesperanza a quien pacientemente anhelaba un encuentro en la gloria.

Pero ya nadie vive para ganarse el cielo. El egoísmo terrenal invoca al maligno . La maldad humana ocupa el lugar del moribundo inundando el infierno de almas vacías, decapitadas de tanta podredumbre . Es la vanidad humana la que intenta batirse con Dios.

La puerta celestial permanece cerrada desde la segunda rebelión, que tuvo lugar en el reino de los cielos. Las almas bondadosas decidieron tomar el mando, dejando en penumbra la luz celestial.

Un alma humana propició el principio del fin. Convenciendo una tras otra todas las demás almas que llevaban largos siglos esperando reencontrarse con sus allegados. En el reino de la paz también hay cabida para la soledad. La impotencia de los espíritus por no poder ver a sus seres queridos alimentó la llegada del más absoluto y aterrador desenlace.

Es así como empezó todo, es así como cientos de millones de almas, hartas de esperar lo imposible prefirieron pecar para arrastrar su alma al infierno. Descolgándose de la mano de Dios para tenderle la suya al Señor de las tinieblas. Así es como tuvo lugar la segunda rebelión.

Un pecado capital arrancaría la catástrofe. Una sola muerte, la más injusta, la menos esperada y las más deseada por quienes la ejecutaron.

Un siervo del señor , un ángel divino que abarcó con sus alas las almas enfurecidas por el dolor de una pena eterna, intentando consolarlas halló la muerte del modo más salvaje.

¿Cómo describir la obra de millones de manos sobre un solo cuerpo? Pensando en un único objetivo, desatar la ira de Dios para ser castigados, los espíritus que durante siglos merecieron vivir en la gloria atacaron sin piedad un alma gloriosa, tiñendo las alas de sangre, cubriendo los ojos de absoluta incredulidad.
Plumas arrancadas en tropel, heridas cuyas cicatrices nunca sanarán por ser heridas tan profundas que dejan escapar la luz interior de un ser angelical.

Tras la terrible masacre los ojos de Dios tiñeron de oscuridad el infinito.
Una a una las almas fueron cayendo dejando escapar un grito, mezcla de alivio y terror.

No hay esperanza para la humanidad. Desde entonces las puertas del Paraíso permanecen cerradas. La soledad de un cielo que aún llora la pérdida de su reinado por el absoluto egoísmo de la raza humana.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA SENDA DEL AMOR



¿Y si el amor fuera todo lo contrario de lo que pensamos? ¿Y si durmieras al lado de tu enemigo? En estado de alerta, en completa armonía entre el terror y la devoción por tu verdugo. Constantes desafíos del corazón. Corrientes de sangre caliente bombeando un corazón frío y enamorado

El egoísmo del que te quiere sólo para ti. La satisfacción de un sexo apasionado, cruel y completamente aterrador .
Desnudos ante el mal, los ojos del que necesita una víctima para sentirse vivo.

Te acariciaré con las mismas manos con las que algún día podría rodear tu cuello si me siento animal.
Te susurraré al oído poemas de amor con la dulce voz con la que quizás también te deleite con las últimas palabras que escucharás.

Largas primaveras de flores marchitas. Oscuros inviernos de abrazos frente a la chimenea.
El fuego en mis ojos te puede quemar.

Las alianzas, nos unen para siempre, es el circulo de la dulce rutina, de un egoísmo casual, por el que dos almas se juntan para acabar destruyéndose a si mismas.

Entrelazamos nuestras manos y observamos el horizonte sin cruzar nuestras miradas porque tal vez veríamos el auténtico horror reflejado en nuestras retinas.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LA NOCHE MÁS TERRORÍFICA




Acechan por las esquinas las luces de navidad. Ellas me advierten que una vez más, las calles se inundarán de gente hambrienta de amor y amor hambriento de regalos. Un bucle de emociones encontradas.
Alegría y tristeza se dan la mano una vez al año, bajo el árbol de navidad.

Yo en cambio siento auténtico miedo , un terror que me paraliza cada vez más y que guardo en secreto porque nadie me creería…

Hace muchos años aprendí una gran lección y es que en esta vida los momentos más esperados suelen ser los más decepcionantes.

Papá Noel visita a todos los niños del mundo…a todos. Es ahora cuando surge el pánico por haber sido malo, el arrepentimiento del que sabe que ha actuado mal a lo largo de año.

Desde niña, la soledad de la habitación a oscuras dejaba entrever los abultados regalos que supuestamente un hombre había dejado en mi cuarto mientras yo dormía.. .

Pero no hay regalos para un hogar pobre, no hay regalos para premiar la maldad, sólo castigo y soledad encubierta en una muñeca rota y con las cuencas vacías que te recuerda que no eres como los demás niños, que tienes lo que te mereces y que año tras año recibirás la visita de un hombre que premia o castiga a los niños según su actitud.

Si, lo hice, maté aquella niña .Yo era pequeña y me dejé llevar, odiaba su mirada, sus ojos brillaban con la felicidad del que lo tiene todo. No era justo, no podía soportarlo más y simplemente me deshice de ella.


Ese es siempre mi regalo de navidad. Una muñeca rota y sin ojos que despierta junto a mí en la noche más esperada del año.
Papa Noel existe y sabe lo que has hecho. ¿ A caso tú has sido bueno?

jueves, 18 de noviembre de 2010

ESCUCHA MI SILENCIO



La eternidad contempla el silencio en calma.
Las palabras no hacen más que matar la quietud del que saborea lo sencillo, lo apenas imperceptible para las lenguas inquietas y vacías.

Sangro a través de mi boca porque estoy herida, porque soy esclava de la memoria de mis propias historias, de mis retorcidas o inocentes mentiras que me mantienen a flote en este trágico lugar.

Es hermoso el dolor del que calla por no estar al nivel del silencio. Las palabras se agolpan en mi garganta queriendo salir en tropel por mi boca.
La lengua clavada en el suelo es un monumento a la locura.

Así, gritando en silencio me adormezco una vez más. En esta oscuridad abstracta, en esta sinrazón del ser humano , dotado de lengua para apedrear a los demás con palabras de fuego y saliva envenenada.

domingo, 31 de octubre de 2010

LA LLAMA DEL INFIERNO





Quien juega con fuego se puede quemar.

El día de los difuntos es una fecha muy especial. El recuerdo de nuestros seres queridos nos hace sentir nostalgia del pasado.

La tradición dice que hay que dejar una vela encendida toda la noche para iluminar el recuerdo de nuestros allegados.

Es en esa noche, cuando las almas perdidas buscan su camino. Los espíritus acuden a su hogar para volver a sentir el cariño perdido. Durante unas horas, las familias sienten una energía especial, un estado de felicidad que les hace saber, que los que ya no están se encuentran entre nosotros.

Yo también quise sentir esa plenitud, esa magia que rodea el mundo esotérico.
Al llegar la medianoche encendí una vela roja en mi habitación. La tenue luz iluminaba la estancia. Me acomodé en la cama y recé unas oraciones para que mis familiares estuvieran bien. La vela parecía escucharme, pues la llama subía y temblaba rápidamente.

Al cabo de unos minutos sentí una corriente de aire procedente del oscuro pasillo que tengo enfrente. La puerta de la habitación estaba entreabierta, así que la cerré ,volví a la cama y me tapé completamente.

El sueño me estaba venciendo cuando de repente oí un fuerte golpe en la puerta. Cómo si alguien al otro lado intentara entrar a la fuerza.
Me quedé inmóvil con los ojos muy abiertos sin saber qué hacer …
Recé, recé con todas mis fuerzas para que fuera lo que fuera se marchara. Mi corazón palpitaba rítmicamente, como si un puño lo agarrara y tuviera que luchar para sobrevivir.
Tras unos segundos todo quedó en completo silencio.
Miré hacia la vela, que seguía temblando y la cera lloraba excesivamente.
Mi corazón seguía palpitando con fuerza pero parecía que todo había vuelto a la normalidad.
Cogí el libro de la mesita de noche sin apartar los ojos de la puerta. No había leído ni media página, cuando una fuerza invisible lo cerró violentamente y lo hizo saltar por los aires. Apenas puede gritar, sentí que mi respiración se aceleraba y el pánico lograba ponerme todo el vello de punta.. Las manos me temblaban y creí que me iba a desmayar.
Fue entonces cuando varias voces a la vez me susurraron al oído. Llantos de mujer, palabras inconexas, gritos y risas resonaban a mi alrededor. Cerré fuertemente los ojos y me tapé los oídos intentando que todo volviera a la normalidad.
De repente, los gritos cesaron, pero yo no me atrevía a abrir los ojos, seguía inmóvil con las piernas encogidas, temblando en un rincón de la cama.
No podría describiros con palabras la sensación de terror que sentí al abrir los ojos…

Alrededor de mi cama, decenas de espíritus me observaban con maldad.
La frialdad de sus miradas se clavó en mis retinas haciéndome gritar desesperadamente. Uno a uno fueron acercándose a mi. Uno a uno fueron poseyendo mi cuerpo mientras mi mente se entregaba a la locura. Podía sentir su energía en mi interior, podía sentir el dolor al desgarrarme las entrañas. Como bolas de fuego que se cuelan por mi garganta y abrasan todo mi ser.
Presa del pánico y la desesperación, me incorporé como pude, abrí la ventana de mi habitación y me arrojé al vacío.

A diferencia de las demás, las velas rojas tienen una luz especial. La llama ilumina de distinta forma, crea un halo de misterio alrededor. La luz rojiza es como el fuego del infierno y atrae a las almas errantes, almas perdidas que buscan algo a lo que agarrarse de nuevo.

Ahora soy un alma atrapada en la oscuridad. Las noches de difuntos busco atenta una llama que me guíe para poder poseer un alma y traerla conmigo al infierno.

miércoles, 13 de octubre de 2010

MI ANTIGUA HABITACIÓN




Los años de infancia marcan para siempre a las personas. A mí me enseñaron a caminar despacio, a no alzar la voz y a dormir siempre con un ojo abierto.

Valiente no es el que no tiene miedo, sino el que se enfrenta a él.

Mi hermana Ana solía alardear de ser la fuerte de la familia. Sus ojos oscuros enfriaban un rostro cálido y delataban un corazón impasible. La verdad es que yo siempre admiré la forma en que luchaba con su espada cuando simulábamos ser piratas o lo rápida que era cuando hacíamos carreras y acabábamos exhaustas en el suelo con el vestido arrugado y los zapatos llenos de tierra.
Era la mayor, la que siempre tenía la última palabra, la que sabía lo que había que hacer en cualquier situación. Ana sabía que yo vivía aterrorizada y parecía divertirle la idea de hacerme sufrir.
Al cumplir los seis y ocho años respectivamente, nuestros padres decidieron que ya éramos mayores para dormir solas. A mi hermana Ana pareció entusiasmarle la idea pero a mí, un miedo paralizador me bloqueó. Tengo pánico a la oscuridad.

Nunca olvidaré la primera y única noche que pasé en mi nueva habitación. Mi padre la había habilitado tras años acumulando trastos .Aunque parecía agradable, yo sentía una soledad extraña al encerrarme en ella.
Un gran ventanal comunicaba mi habitación con la de mi hermana. Las paredes pintadas con ángeles no me daban la paz que necesitaba para conciliar el sueño.
Era como si me observaran y sonrieran al saber que dormiré sola, indefensa e intranquila.

Mis pequeñas manos se juntaban cada noche a modo de rezo . Pedía fuerza y valentía a un Dios que parecía no escucharme, no entenderme y mucho menos…ayudarme.

Al lado de mi cama había una gran lámpara con una cadena de la cuál pendía un cascabel. Si quería encender o apagar la luz sólo tenía que tirar de la cadenita.
Todo empezó cuando tras leer un cuento decidí apagar la luz.
Al cabo de unos minutos creí escuchar el pequeño cascabel. La lámpara se movía de un lado a otro haciéndolo sonar. Las sábanas se enfriaron repentinamente y sentí como alguien tiraba de ellas hasta hacerlas caer al suelo.
De repente un plástico en mi rostro me impedía respirar. Bocanadas de aire caliente que no conseguía hacer llegar a mis pulmones.
Apenas un grito inaudible y dejé de forcejear. Mis manos permanecían suspendidas en el aire, sujetas por alguien a quién no podía ver.
Sólo varias voces me rodeaban y susurraban entre sí.

Mi madre entró de repente en la habitación, encendió la luz y todo pareció volver a la normalidad. Las sábanas bien colocadas en mi cama, la lámpara quieta y todo en silencio.
Sólo mi rostro blanco y desencajado alertó a mi madre , a quién di un desesperado abrazo tras contarle lo ocurrido. Evidentemente no me creyó, pero me vio tan aterrorizada que no me quiso obligar a quedarme allí.
Desde el otro lado de la ventana Ana me miraba con el ceño fruncido, temiendo lo que iba a ocurrir. A partir de esa noche volvería a compartir habitación con ella.

Ana tampoco me creyó. Sabía que yo era muy asustadiza y eso en el fondo le divertía. Ella no temía a nada. De hecho, entró varias veces en mi antigua habitación, apagó la luz y gritó como si alguien le estuviera haciendo daño para mofarse de mí.

Durante las siguientes semanas tuve que acceder a sus chantajes para poder dormir con ella. El juego preferido de Ana era el “ Enciende y apaga”.
Consistía en que yo tenía que entrar en la habitación, cerrar la puerta, bordear la cama y tirar de la cadenita para encender la lámpara. Girarme para saludar a mi hermana que me observaba desde la ventana, volver a apagar la luz y salir despacio d la habitación. Si corría o gritaba me obligaba a repetirlo todo de nuevo. Una de las veces acabé el juego y volví a nuestra habitación .
Al darme la vuelta observé aterrorizada el rostro de varias niñas observando desde el otro lado del cristal. Me miraban furiosas, como si desde dónde estaba no pudieran hacerme daño. Ana no podía verlas, porque no las temía supongo, pero eran reales, eran seis o siete niñas encerradas en esa habitación esperando a que vuelva entrar para acabar conmigo.
Esa fue la última vez que jugamos.

Pasaron los años. Ana se casó y yo decidí marchar a estudiar a las afueras. Con el tiempo, aprendí a que todo lo que sentimos no tiene por qué ser real. La fantasía de un niño puede llegar muy lejos y hacer mucho daño sin apenas darnos cuenta.

Fue durante una de las visitas a casa de mis padres cuando vi que nada de lo vivido en la infancia fueron imaginaciones mías. Mi antigua habitación ya hacía tiempo que había vuelto a ser un viejo trastero y ya nada extraño parecía enturbiar el ambiente. Entré despacio, de puntillas y en silencio, como me había enseñado Ana.
Me acerqué al ventanal y allí lo vi claro. Los recuerdos se difuminan pero las marcas siempre quedan, como los múltiples arañazos que vi en la madera y las marcas de manitas en el cristal del ventanal de mi antigua habitación

lunes, 20 de septiembre de 2010

TARDE PARA AMANECER



Tocan a muertos en mi corazón. La tenue luz del salón adormece las penas de la noche más larga de mi existencia. La quietud escucha tras la cortina. Sollozos dormidos que aceleran mis ansias de despertar.
La cálida piel de un enamorado frota su mejilla contra la muerte. La sombra de un árbol dónde cobijar la esperanza de un nuevo día. Años sin sentido, días sin tregua, piedras en el camino dónde seguiré recorriendo las huellas de una alma perdida hacia el olvido.
Castellano antiguo para enamorar. Malos tiempos para las románticas tardes en el jardín floreado de mi corazón. Arrastro mis ojos hacia el horizonte y rezo para acallar mis penas en esta cálida tarde de agosto.

jueves, 10 de junio de 2010

LA CANCIÓN MÁS TRISTE DEL MUNDO




¿Oyes eso? La canción más triste del mundo enmudece a la luna…
Los párpados se cierran para atrapar las últimas lágrimas de dolor al despertar . Dulces notas para enamorar a la luna. Corazón plateado que encharca mis latidos y acompaña mi soledad.
Mis blancas manos acunan las teclas del piano, como suaves plumas de pájaro herido. El olor de la noche se mezcla entre mis notas. ¿Cómo describir tanto dolor? Sólo la luna descubre mi alma, sólo mi amada de blanca mirada adorna mi piel y se refleja en el piano.
Lloro mientras toco, grito mientras alzo la vista hacia ella y le dedico la canción más triste del mundo, la verdad más dura y la condena más dulce. Aquí me hallo cada noche, en la penumbra de un sol de plata, en la cálida pureza de un sueño de verano. Desolado, abatido y desesperado. Sólo la esperanza de cautivar a mi amante para nunca más sentir la pérdida, la causa de toda locura, el mal del enamorado, el mal del corazón hecho trizas.
¿Ves eso? Parece que la luna se acerca, alumbra mis teclas para bailar junto a mi. No quiero ni girarme, no quiero espantar la esperanza de algo tan bello, susurraré un “ te quiero” al viento, tal vez la noche me devuleva su mirada, tal vez la luna esté enamorada.

miércoles, 26 de mayo de 2010

VIVO Y MUERO EN EL MAR




Hoy hace un año que este blog cobró vida. Esta fue la primera historia que escribí, la primera de tantas. Ahora mi inspiración duerme, tal vez, se la haya tragado el mar...un abrazo para todos y gracias por leerme.


Cae la noche en un pueblo costero. El viento sopla con fuerza, la playa se va quedando desierta y las luces de las casas se encienden tímidamente. En una de esas blancas casitas vive Miguel, un viejo pescador que aún a sus ochenta años se sigue emocionando cada vez que desde su ventana ve el mar, su amado mar... El vaivén de las olas le recuerda a Teresa, la que fue el gran amor de su vida durante más de cincuenta maravillosos años. Hace dos meses, una terrible enfermedad se la arrebató y Miguel cada noche soñaba en reencontrarse con ella, abrazarla una vez más, sentir su perfume, el tacto de su piel…
El anciano no podía dejar de llorar cuando recordaba las dulces palabras de Teresa en el lecho de muerte.
-No sufras Miguel mi amor, algún día volveremos a encontrarnos. Igual que las olas del mar no pueden detenerse, mi corazón tampoco lo hará, ni ahora ni nunca. Cierra los ojos y escucha…sólo estaré dormida, será mi profunda respiración la que se mezcle con el oleaje.
Sus manos marchitas acariciaban una y otra vez la fotografía de su mujer que descansaba en la mesita de noche.
El corazón de Miguel se hacía cada vez más pesado, cada latido era una pulso a la vida, una vida que ya no deseaba si no era junto a su amada. Los días eran largos y las noches más todavía. Mientras el pueblo dormía, la luna iluminaba la soledad de Miguel, que ahogaba su llanto contra la almohada.
Las horas pasaban y el anciano, no podía dejar de escuchar el rugir del oleaje. Sentía que Teresa lo llamaba, que esta vez sí podría dormir plácidamente junto a ella.
Sin pensarlo dos veces, Miguel se levantó y decidió bajar a la playa .Una vez allí se quitó la ropa y avanzó lentamente hacia la inmensidad del mar. Sus pies desnudos se hundían en la fría arena y las olas acariciaban su piel. Mientras su cuerpo se adentraba en el agua, Miguel sentía una sensación de calidez infinita, una agradable plenitud que jamás pudo haber imaginado. Sus ojos se entornaron al sentir el tacto de unas manos en su pecho…sintió de nuevo en su piel las anheladas caricias de Teresa. Extendió los brazos y juntos entrelazaron las manos con fuerza. Miguel no podía más que llorar de felicidad. Por fin podría volver a estar junto a su querida Teresa.
De repente, la marea comenzó a subir, las olas rompían violentamente contra las rocas. El mar enfureció, no podía permitir que el sueño de un mortal se hiciera realidad. Las almas que en él habitaban las elegía caprichosamente. El oleaje desencajó de nuevo las manos de los enamorados y expulsó con fuerza al anciano dejándolo abatido en la arena, tumbado, ya sin aliento... murió en apenas unos segundos al sentir de repente la desesperación tan grande de perder de nuevo a su amor.. Los gritos de dolor de Teresa se oyeron por todo el pueblo. El mar había sido testigo de su encuentro y causante de su separación eterna.

sábado, 8 de mayo de 2010

MARIPOSAS NEGRAS




No sé si tengo los ojos abiertos o cerrados, tengo la oscuridad incrustada en mi alma. Mariposas negras a los pies de mi cama se balancean al compás de una muerte esperada. El viento ondea las finas cortinas de mi habitación. Cae la noche ¿puedes oir mi llanto? Alaridos huecos que fluyen por mi sangre.
Me siento como un animal contra los faros de un coche. Contorsiono mi cuerpo atado con una cuerda invisible, no puedo deshacerme de ella.
Revolotean las mariposas sobre mi cara. Es el idioma del que no puede sentir más que dolor, del que no puede ver algo bello en su mundo interior.
La luna se cubre la cara con nubes negras para poder observar discretamente.
Oigo un violín a lo lejos, una dulce melodía me acompaña en esta noche eterna dónde mis invitadas apuran mi final doblegando sus alas a modo de aplauso. Como animales carroñeros esperando su festín.
Mientras mis lágrimas empapan la almohada, caigo en un profundo sueño dónde nada será real al despertar, nada entristecerá mi alma y podré deshacerme de las cuerdas que rodean mi libertad.

lunes, 12 de abril de 2010

EL MAR DE LOS AHOGADOS






Las olas del mar de los ahogados van y vienen entre la vida y la muerte. En el fondo de sus aguas descansan los cadáveres de marineros e incautos. En las oscuras profundidades los muertos hablan…
En la orilla, la vida transcurre entre las lágrimas de las viudas y la desesperación de las madres.
Una noche dio comienzo a la leyenda de la misteriosa playa. Las palabras se las lleva el viento…y el mar las recoge .De entre las aguas tranquilas, emergió una botella con un mensaje. Un mensaje del más allá para establecer contacto con los vivos. Eran las palabras de un marinero dirigidas a su joven viuda enferma desde entonces…
Nada podía consolar a la muchacha que se dejaba morir de pena. Cada día acudía a la orilla del mar a llorar por su marido.
En el pueblo no se hablaba de otra cosa. El mar traía mensajes en botellas. Los muertos consolaban a los vivos. Cientos de hombres y mujeres encerraban sus palabras y las lanzaban a las profundidades esperando pronta respuesta. El milagro se sucedía día tras día.
Cartas de amor, fotografías de niños recién nacidos, todo lo que no se pudo decir en vida se decía ahora desde el otro mundo…
De repente, un día las alegres familiares dejaron de recibir mensajes. Ya nunca más hubo respuesta. Fue como si el mar les hubiese dado una tregua, una lección de esperanza hacia el más allá. Los muertos siempre vivirán en nuestros corazones y estén dónde estén siempre se acordarán de los que dejaron atrás.

Las leyendas son sólo eso…leyendas. Pero el mar de los ahogados cuenta con muchos testigos de lo que allí sucedió durante varios meses. El consuelo de poder despedirse de los seres queridos hizo que menguara la pena de los que en tierra se quedaron.

En recuerdo a aquel misterioso suceso se construyó una estatua de una botella con un mensaje en la orilla del mar.

lunes, 5 de abril de 2010

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL...




Aborrezco la hipocresía pero me debo a ella para sobrevivir, para alimentar mi instintos más perversos.
Con los años he aprendido a sobrellevar otro modo de vida, otra fase, un nivel superior al que no todo el mundo está dispuesto a llegar. Si lo pruebas, jamás lo dejarás.
Comer carne humana significó para mí el comienzo de una nueva vida.
Todo empezó como un juego con mis dos compañeros de piso. Aquel sábado Carlos y Adrián llegaron muy tarde a casa. Entre risas intentaban abrir la puerta sin éxito. Me levanté de la cama y fui a ayudarles. En cuanto abrí la puerta Carlos cayó encima de mí y me tapó la boca para que no gritara…sus manos estaban ensangrentadas. Adrián sostenía entre sus brazos lo que parecía ser el tronco de una persona. Me incorporé asustada y les pregunté lo que había sucedido.
Ninguno de los dos me contestó. Colocaron el cadáver encima de la mesa del comedor y se sentaron frente a él. Sus sonrisas me descolocaron, no entendía, no sabía que debía hacer!!
Me quedé inmóvil frente a ellos, atónita y totalmente desconcertada.
De repente Adrián arrancó un pedazo de carne del cuerpo inerte y lo saboreó como el que degusta el manjar más exquisito del mundo. Carlos me miró sonriente y se abalanzó sobre la mano del muerto. Eran como dos lobos famélicos. Sus dientes al masticar producían un sonido distinto, pegajoso, extremadamente meloso y muy tentador…
Nunca hubiera imaginado algo así, pero me acerqué lentamente a la mesa y me senté junto a ellos. He de reconocer que fue la situación más morbosa de mi vida.
Tímidamente acepté el trocito de carne que Adrián me ofrecía. Jamás podré describir esa sensación. La carne cruda resbaló por mi lengua llenando mi boca de un sabor desconocido y delicioso. La sangre aún caliente invadió mi paladar haciéndome entornar los ojos de puro placer.
Aquella noche mis dos compañeros me enseñaron su juego, su rutina de cada madrugada del sábado al domingo… sólo que esta vez, decidieron hacerlo en casa para que yo pudiera formar parte de su ritual.
No puedo explicar esto a nadie, no me siento orgullosa de ello, pero tampoco me arrepiento…
Soy una chica normal, de una ciudad cualquiera, sólo que escondo un secreto aterrador para muchos, excitante para nosotros. Cada domingo comemos carne humana. Buscamos a nuestra víctima durante la semana, la seguimos y acabamos con ella. El próximo sábado me toca a mí ir a cazar. Será la primera vez que mato a alguien y estoy realmente nerviosa, pero me da morbo pensar que alguien morirá para satisfacernos, es como un trofeo. No puedo , no quiero parar, cada domingo nuestro ritual es sagrado. Tomad y comed todos de él….

domingo, 14 de marzo de 2010

EL PUEBLO DE LOS OLVIDADOS




Entre antiguos caminos y piedras roídas por el dolor se mecen mis sentidos. Respiro el aire nauseabundo que rodea el muro del rencor. Las almas inquietas bordean el lugar a modo de fortaleza. Nadie puede penetrar en el templo de la ira.
Ira por saberse abandonados.
Apilados como leña, los esqueletos se acumulan en este extraño lugar. Es el pueblo de los olvidados.
Deambulo pensativa por el lecho de muerte y siento el silencio. Me habla, me grita desesperadamente que me marche si no quiero acabar como ellos. En la absoluta soledad.
Puedo imaginar los rostros de cada una de esas personas. Me miran desafiantes por ahondar en su dolor. Cada uno tiene su historia, su desgracia, su verdad.
Son personas olvidadas en un suspiro, un falso aliento de calor que las dejó frías y abandonadas.

En el pueblo de los olvidados uno se da cuenta de lo triste que es vivir sabiendo que no importas a nadie, ni siquiera a ti mismo. Que a pesar de los intentos que uno pueda hacer por sobrevivir a la pena, te abrazará en el momento menos esperado y te arrinconará en silencio para acabar con tu sufrimiento.
Hoy quiero acordarme de ese pueblo, porque yo no puedo olvidarme. No puedo apartar de mi mente los rostros desencajados por la espera, por la desesperación de ver que se acaba la vida y nadie te tiende la mano para acompañarte en el tramo final. Nada les queda ya más que la rabia de lo que pudo ser y no fue, de lo que les quedó por sentir. La ira desatada por el odio embriaga su alma.
Si os acercáis, pueden oírse los lamentos, los susurros desgarrados y las voces apenadas por cada rincón.
Es el pueblo de los olvidados, un lugar que ni siquiera aparece en el mapa porque nadie más que yo lo conoce.

jueves, 4 de marzo de 2010

SOY UN MONSTRUO DE DOS CABEZAS







Encerrado en mi mundo tropiezo una y otra vez. Las escenas cotidianas se tornan grotescas ante mis ojos de asesino enjaulado en un cuerpo lleno de ira.
No puedo elegir, las decisiones las toma mi conciencia, mi verdadera personalidad.
Me abandono a la locura, pues es más fácil que seguir viviendo a contracorriente.

Así , como me veis, es como me siento al mirarme al espejo. Soy un monstruo de dos cabezas. Dos mentes que se quieren anular mutuamente... ¿Quién gana?...la más fuerte, la más terrible y despiadada…¿Quién pierde? …MI VÍCTIMA.

No puedo controlar mi maldad, no puedo dejar de guiarme por mis instintos, por mi crueldad.
Sé lo que soy e intento luchar contra ello, pero me es imposible, estoy atado y en el fondo siento un extraño placer…

Llora y yo sonreiré, reza y yo sentenciaré, porque mi cabeza me permite hacer cosas imposibles para los demás . Sois borregos inocentes andando mansamente por un mundo hecho a mi medida.
Cuento con los dedos de una mano las veces que me he arrepentido de algo…me sobran los cinco dedos, porque no soporto la debilidad del arrepentimiento.

Es la naturaleza, ella me ha hecho así y moriré. Soy un monstruo de dos cabezas…¿Quién gana?...la perturbada,la cínica, la más feroz…¿Quién pierde? LA HUMANIDAD.

miércoles, 24 de febrero de 2010

EL VERDADERO INFIERNO




No nos dejes caer en la tentación y libranos del mal…

Pero el mal tiene muchas caras, a veces cuesta identificarlo. Nadie puede librarnos de él. Permanece quieto al acecho de cualquier víctima. Oscuro, resguardado entre sonrisas dulces y falsos gestos de bondad. Alguien hoy te tiende la mano y mañana te arranca la vida sin motivo aparente, es fascinante…el mal puede habitar en cualquier parte. Porque él nos elige caprichosamente. Un ser maquiavélico nos señala con el dedo como la siguiente víctima ante un Dios impotente. Un Dios que nos ama tanto que nos deja actuar con libertad.

Todos caemos en sus redes alguna vez. Todos fantaseamos con venganzas y actos atroces dirigidos a quien nos pudo haber dañado.
El verdadero infierno habita en mi imaginación. Es un abismo oscuro dónde nadie sale jamás de su locura. Dónde se mezcla la sangre de los culpables con los gritos de los inocentes. Gritos de odio y satisfacción por cumplir una eterna venganza. Ese es el verdadero infierno de los que eligieron en vida hacer el mal.
¿Podéis imaginaros mi infierno? Un lugar dónde las víctimas condenan a sus verdugos. Dónde la justicia radica en el ojo por ojo y nadie juzga los actos de quien en vida tanto sufrió.

De este modo, cada cuál paga por sus pecados, por su errónea elección.
En sueños, mi alma habita en ese infierno y condeno a mi verdugo por la eternidad . Me acerco lentamente a su celda, hecha con barrotes de fuego , hago girar la llave y comienza mi venganza. Ahora es él el que se estremece al verme sonreír. Vacío sus ojos porque no soporto ver de nuevo la mirada de un sádico perturbado . Prefiero imaginar la desesperada agonía de una mirada vacía. Arranco su lengua porque en su día sus palabras me dañaron. Porque los gritos ahogados me satisfacen más que las falsas palabras suplicando que pare.

Le coso los brazos a modo de rezo para que implore a un Dios que ya no puede hacer nada por su alma, porque ahora es mía y noche tras noche acudiré a su celda para asegurarme que sufre tanto como hizo sufrir a sus víctimas.

Amanezco empapada en sudor y lágrimas de satisfacción. Cada día acudo al verdadero infierno y disfruto haciendo el mal, un mal que está permitido en ese mundo paralelo, en ese lugar oscuro lleno de almas buenas con sed de justicia.

jueves, 28 de enero de 2010

LA MAESTRA DE MÚSICA




Tengo una muñeca vestida de azul, con su camisita y su canesú. La saqué a paseo se me constipó, la tengo en la cama con mucho dolor…
Así empieza una de las canciones preferidas de mi infancia. Una etapa de mi vida truncada por el dolor y la soledad.

Ahora ejerzo de maestra en un orfanato. Doy clases de música y canto a un grupo de niñas alocadas a las que, con el tiempo, conseguiré convertir en auténticas señoritas. Sé que soy muy estricta, pero a mis 62 años, no hay nada que se me pase por alto. No soporto las faltas de respeto y mis queridas niñas saben que no deben hacer que me enfade…

Soy feliz observando a las pequeñas mientras deambulo por la clase con los brazos entrelazados a mi espalda. Sus caritas asustadas permanecen gachas mientras rezan la oración matutina. Lo que no saben, es que nadie las va a salvar si finalmente son elegidas por mí.

Vivo en una pequeña casa ajardinada a diez minutos del orfanato. Allí, sólo unas pocas afortunadas podrán formar parte del gran coro a la felicidad.
Al entrar en la casa, de pie en el recibidor, Susana me sonríe delicadamente a modo de bienvenida. Sus manitas sujetan un pequeño violín que más tarde hará sonar alegremente para deleite de las demás habitantes de la casa.
Me sirvo una taza de té y enciendo la chimenea, el reflejo del fuego hace más bellos los suaves rostros de mis pequeñas musas.

Carla y Flora, llegaron a casa hará un par de meses. Eran dos niñas muy rebeldes. Sus pataletas en clase me desquiciaban y me vi obligada a llevarlas por el buen camino. Ahora, permanecen arrodilladas junto al fuego mientras sujetan con ambas manos una partitura.

Siempre actúo del mismo modo. Ordeno que se queden a hablar conmigo después de clase. Una vez sentadas frente a mí, me levanto y acaricio su pelo mientras una cinta de raso bordea su fino cuello. Suelen estar tan asustadas que apenas se resisten. No aprieto demasiado, no quiero dejar marcas en un cuerpo que luego formará parte de mi particular coral. Envuelvo su cuerpo con un plástico y las saco a escondidas hasta mi coche. Cuando oscurece las meto en mi casa y procedo a inmortalizarlas. Las vacío y vuelvo a rellenar sus cuerpecitos con cal. Unos alambres y puntos de sutura harán que mantengan sonrisas y gestos de un modo muy natural.

Me dolería tanto que alguien me descubriera y no entendiera cuál es mi fin…

Sólo deseo que esas niñas respeten la música, que la amen igual que yo, que sean felices cantando y que vivan por siempre en un mundo lleno de armonía.
Hasta mi gatito es feliz paseándose entre mis niñas. Su preferida es Ana, una señorita de oscuros cabellos que sostiene entre sus brazos una linda muñeca a la que adormece con su dulce canto.

Quiero disfrutar los años que me queden de vida bailando al son de una música celestial. Pongo en marcha mi viejo transistor y escucho las grabaciones que mis pequeñas realizaron en clase. Allí, paralizadas y sonrientes imagino que cantan únicamente para mí. Sus voces angelicales me adormecen hasta que caigo rendida en medio del salón. Dormiré bajo la atenta mirada de mi particular coral, que esperará con ansias a que su maestra despierte de nuevo para hacerlas cantar

martes, 19 de enero de 2010

YA ESTÁ A LA VENTA!!




Os dejo el enlace del libro. Espero que os guste!!!!
















http://www.artgerust.com/libreria.php?id=944

martes, 12 de enero de 2010

HOMENAJE A EDGAR ALLAN POE






Tengo el placer de anunciaros que formaré parte del libro de microrelatos de terror en homenaje a Edgar Allan Poe.
Participé en el concurso de microrelatos y fui escogida por el jurado. Hoy me han dado la notícia y no he podido esperar para anunciarlo . Soy una de los cien finalistas que compondrán el libro. Ya os anunciaré cuando esté a la venta jejejee..
Os dejo la página dónde encontrareis todos los relatos.

Un abrazo a todos

www.artgerust.com