ERA UNA PERSONA DE ESAS, QUE MURIÓ JOVEN COMO SOLO UN ALMA VIEJA PUEDE HACER...

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¿JUGAMOS?

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¿QUÉ OPINAS DE MI BLOG?

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martes, 27 de diciembre de 2011

EL SOPLO DEL DOLOR


Un silbido en el aire se cuela por mis oídos. Es el sonido del desamor. Las alas de un ángel han caído sobre el suelo frío y húmedo de la ciudad.
Que agache la cabeza el que nunca ha sentido. Que escueza la voluntad del que no quiere herir.
Las semillas crecen dentro de un vientre muerto. Nubes secas, polvo brillante de sueños rotos.

Si pudiera parar la vida, suspirar hacia adentro y volver a nacer. Volvería a entrar en las retinas del conquistador de historias, del ilusionista vacío. Mentira, oscuridad y sangre en las muñecas.

Cada historia tiene su final, cada cuento su trama burda, espesa y sin esperanza.

La esperanza humilla la verdad. ¿Cómo puede morir lo eterno? Nada sigue la voluntad del débil.
Quizás los mapas del tesoro esconden un infierno.

Secuestraría mi vida por volver a creer en mi. Nada se intuye en la oscuridad del alma, energía muerta que deambula por el universo agonizando un digno final. No se destruye, se transforma en putrefacción fictícia, sucia, áspera y cruel, como la vida de un perro fiel apaleado por el dueño.

Ojos tranquilos que se cierran a voluntad.
Adiós silbido, adiós penas, adiós oscuridad.

sábado, 10 de diciembre de 2011

OFUSCACIÓN


En tiempos de ofuscación todos los caminos son fangosos.
El cerebro desacelera su ritmo y se deja caer en peso muerto sobre el cráneo.
Las sombras tapan la luz de alrededor. Las pupilas se engrandecen exageradamente y los labios acogen un tono mortecino típico del que no encuentra salida y ya ni siquiera la saliva alivia la sed de morir.

Latigazos en la nuca mantienen despiertos los sentidos, los mantiene alerta.
¿Quizás el hOmbre necesite averiguar más allá de lo que es capaz de ver? Cuantas mentiras sin fundamento amortiguan el dolor de la existencia.

A veces susurramos palabras acordes a nuestra conciencia. Masticamos sonidos conocidos para intentar sentir la seguridad de lo que a nuestros ojos es real.

Al desprendernos del cordón umbilical aceleramos el descenso. El miedo recorrería nuestras sienes si supieramos a que nos atenemos.

No entiendo las formas extrañas de mi habitación. No puedo imaginar algo nuevo cuando todo lo malo está en mi mente.
El paso extremo de niño a hombre te hace reaccionar convulsivamente.
Quizás atrape en mi tela de araña las pesadillas más profundas bajo mis sábanas. Quizás recorte los moldes de la quietud para no caer en el abismo certero de una vida sin rumbo, a golpes contra muros altos y frios.

En tiempos de ofuscación todos los caminos son fangosos.
Es quizás la fuerza de mis pies la que me ayudará a salir adelante ante tanta resistencia a vivir.

Soy sin ser y estoy atrapado al ancla de un mañana que pesa más que toda una vida sin nombre, que toda una espera sin recuerdos.

viernes, 2 de septiembre de 2011

MUERTE CADUCA



Cruces en mi piel atestiguan mi fe. La larga espero en una sala vacía con mi sola presencia me da miedo. ¿ Soy yo la extraña? Intento no hacer ruido, que el silencio se sienta perdido y desorientado, que nada pueda descubrirme ante él.

Sopla el viento ahí afuera, como intentando derribar el muro que me separa de la realidad. Veo caer las hojas de los árboles, muerte caduca por todas partes. La maleza se ha adueñado de mi jardín y amenaza con invadirme a mi también.

Agazapada en un rincón me camuflo entre almohadas. Veo sombras en la pared e intento mirar hacia otro lado. Una pasa fugazmente rozando mi hombro y al ignorarla se queda quita, frente a mi. El temblor adormece mis manos y la respiración se agita al sentir la suya en mi cara. El frío en la nuca me inmoviliza por completo.
Sé que habitan conmigo, sé que fui yo quien las trajo hasta aquí y ahora no quieren marcharse.

El minutero del reloj descuenta las horas de mi vida. Una soga en el jardín me espera desde hace días. Yo no la puse, yo no quiero morir. Nadie me cree pues esto es una locura impensable y atroz pero es tan real, como que llevo un mes sin salir de casa por miedo a colgarme.

Otra noche sin dormir, rezando tapándome los oídos por no escuchar a las sombras que me rodean a los pies de la cama. Ellas rezan para que salga y me una a ellas.

A veces no se puede luchar contra el destino y puede que en vida ya estemos muertos, es sólo cuestión de tiempo, es sólo cuestión de atravesar la puerta de tu propia realidad.

lunes, 27 de junio de 2011

LA PAZ VISTE DE NEGRO




Sobrevuelo el estado en el que me encuentro. Acaricio mis plumas y caen al vértigo de todo mi ser. Soportando las clemencias del tiempo, arrastrando mi libertad a bandadas perdidas.
Volar sin rumbo, sin fin a un lugar donde la soledad te encadena , te implora que no la abandones.
Acojo las lágrimas de la luna en mi nido, en mi lecho de muerte.
Mi canto es una súplica a la incongruencia del ser humano, que ama y destruye lo bello .
La esperanza está de luto porque sus ojos no pueden mirar hacia el futuro. Paseo un crespón negro en mi pico en memoria de todos los olvidados por el camino
. ¿Puede un rayo de sol iluminar a la luna? Su cara oculta me revela la verdad, la triste espera a que todo acabe en un mundo donde la paz viste de negro.

jueves, 9 de junio de 2011

LA ÚLTIMA SONRISA



Y si aguardas verás la quietud de los inocentes. Con las manos atadas adelanto mis pensamientos. Recorro con los dedos los nudos de la injusticia y me sorprendo a mi mismo mirando al horizonte. El Sol está apagado, es como si un manto de luto acompañara mi destino.
¿Se puede sentir amor cuando uno está acabado?

No siento dolor, sólo un extraño calor en el pecho.Mis rodillas se doblan sobre un suelo polvoriento ¿Podrás oírme cuando todo haya acabado?

Unas manos sudorosas vendan mis ojos, ya ni siquiera puedo intuir la muerte, sé que está a mi lado, tal vez es ella la que sujeta el fusil.
Como carne inerte esperando el tiro de gracia.

No hay palabras para describir ese miedo que te paraliza. Cierro los ojos instintivamente, como queriendo ser invisible tras el vendaje, como si al recordarte pudiera sentirme de nuevo a salvo entre tus brazos.

Sólo una última sonrisa, la última que te dedico desde la tierra. Oigo una bandada de pájaros alejándose para no ser testigos.

En sus alas deposito mi último sueño: la libertad.

domingo, 15 de mayo de 2011

DISPARA



Simplemente una palabra para apretar el gatillo. Un gesto en falso puede delatar la impaciencia de ser el primero. Cautela y sigilo para no mostrarse ante el rival. .
Noche tras noche la pistola cargada para amanecer preparado. No es más triste el final que se define trágico si no la tragedia sin final.
Aprendiendo a ser desleal con los desleales, a no desvelar mi identidad, a no confiar, porque me doy cuenta de que nadie lo merece, nadie llega al nivel, nadie.
Aplasto máscaras al andar, la gente se las ha quitado tras de mi y siguen sonriendo sin saber que ya tengo ojos en la espalda. Nudos en la garganta, cuchillos en el corazón y una pistola apuntándoles a la cabeza.

jueves, 28 de abril de 2011

LOS DESCARRILADOS




Agotada deambulo por las vías del último tren. No puedo deshacer el camino creyendo que tal vez hay vuelta atrás. Las montañas se agolpan al final de la via infinita. Me arrodillo entre las piedras y extiendo los brazos para abrazar al tren fantasma. No encajas si no sabes a dónde vas. El último tren pasó y las vías quedaron como simples cómplices nostálgicos de tantos descarrilamientos, de tantas llegadas con final feliz. Corro en busca de mi tren, corro para agarrarme con fuerza al último vagón de mi vida.
Con la vista borrosa adivino rostros a mi lado, son los descarrilados. Los que nunca tuvieron otra oportunidad, los que dejaron pasar su oportunidad para ser felices. Yo ando ahora junto a ellos esperando ver una luz que nunca llegará. Cuanta impotencia recorriendo las vías de la tristeza. Largas horas de espera en estaciones muertas. Has pasado una vida lamentándote por todo lo que podrías haber hecho. Has gritado lo injusto que te parece todo simplemente por no querer esforzarte por ser feliz. Por más que corra sólo conseguiré alcanzar a otros descarrilados, otros perdedores.
El último tren pasa por las vías de nuestra vida cuando menos lo esperamos, cuando creemos que todo puede ser diferente, que es mejor no arriesgar y dejar las cosas como están.
Lo que no sabemos es que en ese tren van nuestras ilusiones, nuestros sueños y nuestra oportunidad para contar años con el corazón pleno y las manos llenas de cariño. Nunca hay que dejar cerrar las puertas del tren. Yo me quedé parada ante él. El silbato de salida era ensordecedor, pero yo estaba ciega. Me senté en el banco y miré hacia otro lado, el lado del miedo, del cobarde que no se atreve a cambiar. El miedo, ese terrible conocido que nos susurra siempre al oído que hay que esperar algo mejor. Esperé años a que volviera mi tren, pero ahora sólo me queda avanzar a pie por las vías de la soledad junto a figuras cobardes y egoístas que por el miedo a sufrir no han conseguido vivir.

martes, 19 de abril de 2011

¿CÓMO FUISTE CAPAZ DE PERDONARLOS?



El asado estaba crudo por dentro. Paulina se quitó la chaquetilla con gesto
circunspecto. Me miró de reojo. Jorge cogió el cuchillo, cortó un pedazo de carne y se lo llevó a la boca sin pestañear.
Mientras masticaba, nos dedicó a todos una sonrisa de satisfacción.
-¡Está buenísimo!- exclamó- Hacía tiempo que no comía una carne tan rica
Sí, hacía mucho tiempo que no nos reuníamos para cenar. Pero es que nuestras cenas no eran una cuestión social, sino litúrgica.

-¡Por Dios!-repuso Carlos soltando los cubiertos de mala manera- esto es incomible.
-¿Incomible? -La cara de Paulina nos hizo temer lo peor.- ¿Se puede saber cómo te
atreves a decir eso?- le replicó enfurecida, inclinándose hacia delante.
-La carne está cruda. Es la verdad.
-¡Pues no la comas!- le espetó.
-De eso puedes estar segura.
Carlos desplazó el plato hacia delante y cogió su copa de vino.
-Así te atragantes…-musitó Paulina

El juego dialéctico me divertía. No eran más que dos mosquitas muertas, tan vulgares, tan… normales.

-Tengamos la fiesta en paz- les advirtió Jorge, serio.

-Solo digo- comenzó a decir Carlos visiblemente molesto- que después de todas las
penalidades por las que hemos pasado…-dejó la frase sin terminar y meneó la cabeza con sorna.
-¡Pero si tú no hiciste nada!- Paulina estaba lanzada- ¡Nunca haces nada!
-Yo soy el cerebro.
Todos comenzamos a reír.
-Santi, haz el favor- me indicó Jorge poco después- lleva el plato de Carlos al
horno. Esperaremos veinte minutos más.
-Pero entonces comeremos frío.-se quejó Paulina- ¡Y esta carne hay que comerla caliente!
Carlos sonreía disimuladamente.

-¡No quiero oír una palabra más!-exclamó Jorge poniéndose de pié- Todos vamos a comer este cuerpo, así esté frío, caliente, crudo, o como sea ¿Entendido? Y no vamos adejar nada.- hizo una pausa; clavó la mirada en los dos amigos, y suspiró.
-¿Santiago, trajiste el historial?
Abrí la cartera que tenía a mis pies y cogí la carpeta roja.
-Aquí tienes. No es mucho-le indiqué
-Veamos… Veinte años, de nombre Carla. Madrileña. Hum..., esto es interesante: a los diez años tuvo un accidente, le extirparon el bazo.
-¿Algún problema?-le pregunté
Jorgé parecía ausente
-No-me dijo- Sólo que me quedaré con las ganas de probarlo.

Unas horas antes, Carla apenas podía sospechar cuál iba a ser su trágico destino. Había contactado por internet con un grupo de estudiantes interesándose por un intercambio de estudios.

Puntual a la cita acudió a la biblioteca de la universidad. Allí se encontró con Paulina,Carlos y Santiago, tres chicos encantadores, tres chicos aparentemente normales,dispuestos a ayudarla en lo que hiciera falta.

Tras un primer contacto la convencieron para ir a tomar algo a casa de Paulina.
Allí les esperaba Jorge, con aire seductor, recostado de medio lado en el sofá de
espaldas a la puerta.

El humo de un cigarrillo bañaba la habitación. Eran las ocho en punto, la hora de cenar.

-Hola Jorge!- grito Paulina al abrir la puerta.

Jorge apagó el cigarrillo y se levantó lentamente.

-Tu debes de ser Carla- le dijo Jorge con una amplia sonrisa

-Así es, encantada de conocerte- se apresuró a decir Carla tímidamente. Jorge le pareció un chico tremendamente guapo.

-El placer es mío, pero siéntate por favor- le indicó Jorge con un gesto con la mano.

Carlos y Jorge se sentaron a ambos lados de su próxima víctima. Santiago, con las manos en el bolsillo observaba a Carla con detenimiento mientras se encendía un cigarrillo
De pronto apareció Paulina con un delantal y el pelo recogido en un moño.

-Carla, ¿te quedarás a cenar verdad?- dijo Paulina con un tono divertido.
Carlos y Jorge se miraron de modo cómplice.

- Oh no Paulina, muchas gracias, no quisiera molestar- dijo Carla

- ¿Molestar? Pero mujer, debes de tener el estómago vacío y eso no puede ser- dijo
Carlos acercando su rostro a Carla más de lo debido.

- Está bien, pero entonces dejadme que vaya a comprar algo por lo menos.-dijo Carla.

- De eso nada- la interrumpió Jorge – tenemos todo lo que necesitamos-.

Paulina se dio la vuelta y dirigiéndose a la cocina chasqueó los dedos mientras
Santiago, atento a la señal abría el cajón del armario disponiéndose a poner la mesa.

Es increíble como en un segundo se puede paralizar el tiempo. El cerebro se acelera y ralentiza a la vez, es el miedo de “qué está pasando” el estado de alerta que nos coge desprevenidos y nos hace sentir atrapados en una situación sin salida.

No pude reaccionar cuando sospeché de aquellos chicos. Fue tan fugaz, tan rápido el movimiento de cabeza hacia la cocina al escuchar a Paulina ordenar a Carlos y a Jorge que me sujetaran.

Es cierto lo que dicen. En el momento de ver de cerca la muerte te da tiempo de
pensar en muchas cosas por increíble que parezca. Yo pensé en mi madre y sentí unas
tremendas ganas de llorar, pensé en mis amigos y en las veces que me repetía a mi misma que nunca hay que fiarse de los desconocidos. Pensé en Dios y en cómo podría permitir que mi vida terminara de este modo. Me sentí tremendamente estúpida. Sentí asco por la humanidad, por la injusticia de la vida. Sentí que no podría salir nunca
viva de aquella habitación

Vi a Paulina acercándose a mí con un enorme cenicero. Las manos sujetas me imposibilitaron cubrirme la cabeza. El propio miedo me impidió gritar, sólo pude
cerrar los ojos con fuerza esperándome lo peor. Una mueca de niña asustada que
pareció divertir a mis captores. Fue tan tremendo el golpe que sentí un calambre
agudo atravesándome el cráneo. No recuerdo más que la sensación de mareo, la vista
nublada y el corazón cada vez más y más lento. Caí hacia el lado derecho, sobre las
piernas de Jorge, quien seguía sujetándome la mano como a un animal rabioso.

Parecía que fuera a arrancármela. Su crueldad me pareció inhumana. La vergüenza y la
rabia de verme morir delante de ellos dio paso a la frustración. Apenas ya podía moverme.

Dios mío, me habían matado ¿cómo fuiste capaz de perdonarlos?

lunes, 11 de abril de 2011

CONFIESO




Confieso entre papeles que no he escrito ni una sola línea verdadera. Aparezco inerte entre cortinas para no ser vista por mi propia realidad.

Es la huida del más débil, del cobarde que se inca los dientes en la oscuridad para precipitar el dolor y no sentir tanto miedo ante el vacío.

Soy un cordero entre lobos.

El disparo de salida resuena en mis oídos, pero apenas puedo moverme del sitio.
Corro en dirección opuesta a la vida, quizás es culpa mía, me siento como una larva a la que no le salen alas. Laberinto eterno, donde solo al mirar el cielo encuentras la salida.

Caeré al vacío desde lo más alto, con los brazos extendidos y los ojos llenos de lágrimas.

He creído en el Dios equivocado. He arrastrado mi existencia a la más pérfida de las demencias.

Soy como una bestia que implora el tiro de gracia . Un susurro de que todo ha acabado. Clavos en la nuca, el sabor de la sangre encharcando mi boca.

Las manos dormidas sujetando una cuerda roída no pueden sostenerme por mucho tiempo.

Dicen que el miedo nos paraliza. Yo creo que nos abraza para no morir solos.

martes, 22 de marzo de 2011

LIENZO OSCURO




Como el pincel que acaricia el lienzo acomodo mis pecados en una página en blanco. Sinuosas danzas alrededor de la sala mantienen la esperanza del que sólo se siente vivo al contemplar la vida pasar.

Desde aquí puedo oler los secretos de tu sombra. Sabe que has muerto y sin embargo no cesa de arañar tu piel intentando huir de mí. ¿De qué tiene miedo el que nada sabe? ¿ Dónde se esconde el que no tiene adónde ir? Podemos fingir muecas de asombro al saber que nada puede perturbar un destino marcado, una mano negra que acaricia nuestras cabezas con la compasión del que sabe lo que nos espera. Nada es eficaz cuando algo no tiene remedio.

Me siento a observar con los brazos cruzados. La humedad de las paredes reblandece mi aliento y siento que me ahogo, despacio, vacía, perturbada completamente.

Al cerrar los ojos veo lo que soy, sólo una mancha en un paisaje , sólo una gota de sangre en una ciénaga .
Quisiera morderme la lengua hasta partirla en dos. Quisiera estar quieta hasta que nadie se diera cuenta de mi existencia.
Soy un enemigo de puntillas, una melodía desconocida, una cara irreal a los ojos del que todo lo ve.
Está marcado en las líneas de mi mano.
Escapar es sólo una burla al destino. Cubriré el lienzo y saltaré al vacío.

jueves, 10 de febrero de 2011

EL PODER DE LA MENTIRA




La mentira atrapa entre sus garras a la más astuta de las verdades.
El pecado asciende a simple error cuando la espalda del diablo sostiene tu cuerpo. Danzas antiguas para despertar al maligno ante un alma descarriada. Con los pies en el aire, te das cuenta que las simples palabras te pueden hacer descender a la esfera más oscura.

Me arrodillo ante los pies de quien me enseñó a mentir. Un amigo es un enemigo al que todavía no conoces.

Corres, pero sabes que te atrapará. Lloras, pero nunca encontrarás consuelo, porque no hay esperanza al otro lado, no hay un hombro sobre el que puedas arrimarte sin sentir las brasas y el dolor de algo inhumano.

De puntillas por el borde del infierno juego al escondite con mi reflejo. Caeré en la trampa de mi propia irrealidad cayendo así al fondo del averno.

jueves, 13 de enero de 2011

LAS ÚLTIMAS HORAS




Si el tiempo corre en tu contra poco pueden hacer los demás por ti.
Límites del silencio traspasados por la voz de la conciencia.
La culpa de un fracaso lejano, la agonía de un sufrimiento cercano y atronador. La vida al fin y al cabo.

Nada más triste que mentirle a la muerte.

Saluda a tus invitados a la mesa del desorden. Como hojas en blanco en el libro de una vida terminada. Puntos suspensivos para el que no tiene nada que decir a su favor. Nada que puedas remediar a pocas horas de fallecer.
Qué fácil era dar consejos desde la torre del castillo. No te inclinaste hacia el débil sin esperar beneficio alguno.
Quién acalla tormentas es capaz de llorar rocío .

Ahora te espera un soplo de aire frío en la nuca, un empujón al vació, una terrible locura al ver tu vida pasar. Con la manos repletas de anillos y vacías de esperanzas.
Últimas horas de un rey destronado.
La sombra alargada de la muerte te invita a un último paseo por la memoria del que ya no tiene nada que valga la pena recordar.