LÁPIDAS FRÍAS II

Este es otro pequeño fragmento de la que se supone que será la futura novela...



Con la mirada ausente, cepillo los oscuros cabellos de mi madre. Frente al espejo, cruzamos nuestras miradas sin apenas vernos.
Prefiero el silencio, lo bendigo… y lo agradezco.
Mi madre está cada vez peor, lo sé, ya apenas se dirige a mi para insultarme o reprocharme cosas, aunque no por falta de ganas, supongo.
Desde la muerte de mi padre, ella ha dirigido toda su rabia hacia mí y quiere recordarme día tras día, que no me quiere. A veces no hacen falta palabras…su mirada fría y oscura, me lo hace saber.
Necesito salir, quiero ver gente, no puedo estar encerrada en casa con la locura y la soledad que me rodea y me asfixia
Es hora de cenar, como siempre, mi madre espera que le dé la comida porque ella ya no quiere hacer nada sola…
Arrastrando lo pies, le sirvo la cena , le pongo la servilleta en el pecho y acerco su silla a la mesa.
- Eh!! Estela!! Cuantas veces tengo que decirte que no pienso comerme esta mierda!
- Pues lo siento mamá, pero es la misma mierda que has comido durante toda tu vida.
Me acerco a ella, cojo la cuchara y remuevo la sopa humeante. Tras la primera cucharada me escupe la sopa en la cara.
-Esta sopa está fría!!!!!
-Está caliente mamá, la acabo de hacer…
-No eres capaz de hacer bien nada!!! Eres una inútil , ojalá estuvieras muerta.

Tras resoplar unos minutos, decide que ya puede comer ella sola y que no le hago falta para nada. Gira su silla hacia el televisor y sorbe la sopa mientras yo, subo al máximo el volumen para no oírla comer.
No puedo más, los días se hacen eternos junto a ella. La angustia que siento justifica los arañazos que hay en las paredes de mi habitación.
Hoy no es un buen día para cazar, ni siquiera tengo fuerzas para nada.
Ya de madrugada, mientras mi madre duerme, yo no paro de dar vueltas en la cama, me ahogo, necesito…sangre.
Me levanto y voy hacia el baño. Un corte limpio en mi cara saciará por hoy mis ansias. La sangre, resbalando por mi mejilla, es como un soplo de vida que me ayudará a evadirme de la realidad. Pero unos fuertes golpes en la pared de la habitación de mi madre me devuelven de nuevo a la inerte oscuridad, a la muerte en vida.