DESCENDÍ DE LOS CIELOS

Yo era el ángel del amor, yo era la esperanza de los cálidos sentimientos, de la pasión, del deseo, del respeto y la libertad. Moviendo los hilos del destino entrelazaba las almas solitarias.
Amaos, amaos …os decía. Con la locura de vivir sin límites, sin privarse de la libertad, quiero que viváis felices y en armonía. Siendo el todo el uno por el otro…Yo era feliz mientras os observaba desde lo alto.
Pero a veces, mis lágrimas suplicaban que vuestros caminos se separasen, por el bien del que sufre…
Me habéis hecho descender de los cielos, me habéis hecho sentir frágil y desdichado por no respetar los límites del amor.
Mis alas ya no tienen fuerza para volar…
Habéis sido crueles, habéis maltratado, violado e incluso matado a personas inocentes, sólo por vuestro egoísmo y cobardía.
Os tendí mi mano, os acomodé en mis brazos para que vuestra vida sea dichosa y plena. Me habéis roto el corazón. Me convertí en piedra porque ya no soportaba más sentir la desolación y la angustia al ver cómo destruís todo cuánto queréis.
Entre las tumbas de los inocentes espero. Por las noches me quedo observando las lápidas tristes y siento el dolor que han sufrido. Sólo una pequeña flor puedo sostener en mis frías manos…flor del arrepentimiento, del descanso eterno de esas almas a las que, por equivocación uní con quién no merecerá nunca el amor.