
No, este no es un relato de terror…aunque en cierto modo para mi sí lo fue. Hace tiempo me sucedió algo que ahora voy a contar ya que hoy no sé muy bien porqué me ha venido a la cabeza…
Vivo en un ático, para mí es como el refugio donde estoy segura de todo mal ajeno. No es que sienta que corro peligro ahí afuera, pero a decir verdad, siempre he creído que las personas que vivimos en una gran ciudad estamos constantemente expuestas a que nos ocurra algo malo. Vale, no…no me he tomado nada, es realmente lo que pienso!
Hablo por experiencia…una chica sola no puede ir tranquila en el metro o en el tren a ciertas horas…ni puede pasear al perro por ciertos parques…que ya es triste!!
Lo que vengo a decir es que una se ha cerrado de tal manera que aunque oiga gritos en la escalera o una pelea en la calle, gira la cabeza hacia el otro lado o sube el volumen del televisor…
Una tarde, algo me hizo darme cuenta de que no se puede ser así y que no todos van a puñal si se acercan a ti…
Yo estaba tumbada en el sofá después de un caluroso día de trabajo. Estaba exhausta, medio adormecida por el parloteo de la televisión; cuando de repente llamaron al timbre…
-DING DONG!
No sé por qué, pero ese sonido tiene la habilidad de transformar a mi perrita en un tigre de bengala. Se lanza desbocada contra la puerta y ladra rabiosa como si al abrir la puerta fuera a devorar a quién sea.
Yo me limito a quitar el volumen del televisor , como si así pudiera engañar al que me molesta y creyera que no hay nadie.
Sí, sé que parezco una vieja loca pero es que sé perfectamente que nadie que llame a mi casa vendrá a traerme buenas noticias. No vendrán a decirme que me han tocado muchos millones o que tienen un mejor trabajo para mi ni me van a dar el elixir de la vida eterna junto a los míos.. No. Vendrán a pedirme dinero, a ponerme la cabeza como un bombo con ofertas chorra, a que me una a una secta o a intentar averiguar si estoy sola para poder entrar más tarde a mi casa sin problemas.
La cuestión es que parecía que el viejo truco había funcionado. Todo quedó de nuevo en calma hasta que de repente alguien intentó abrir la puerta con la llave…
Los ojos se me iban a salir de las cuencas! Mi perra ya estaba rezando el padrenuestro y yo, con un pijama hecho polvo y los pelos revueltos me lancé hacia la mirilla.
Casi me hago pis encima cuando veo a un hombre enorme intentando entrar en mi casa!!
En cero coma cojo un cuchillo de cocina ( vale, era el del pan, pero mira, el primero que vi) Vuelvo a la puerta e intentando poner voz de hombre digo:
- ¿Quién anda ahí? ( es una frase que siempre me pareció patética porque nadie te va a responder, pero es lo que dicen en las pelis. Y la rubia siempre acaba muerta…)
El hombre en cuestión se da la vuelta hacia el ascensor y yo, en un arrebato de valentía abro la puerta:
- Quieto! ¿ Qué quería? NOTA MENTAL: Entrar en tu casa, robarte, violarte y matarte, por ese orden
De repente se gira hacia mi y veo que tiene los ojos en blanco ( no, no era un zombi, era un pobre vecino ciego)
- Disculpe señorita, es que llevo una hora intentando entrar en mi casa y no sé en qué piso estoy. Al oír al perro me di cuenta de que me equivoqué, lo siento.
NOTA MENTAL: mierda, mi truco de bajar el volumen no sirve para nada…qué haría sin mi perra.
-Vaya, pues está en el ático, creo que usted va al cuarto verdad?
-Así es, desde que cambiaron el ascensor no salgo de casa porque no sé qué botón he de pulsar.
- No se preocupe, le voy a arreglar esto en un momento.
Abro la puerta del ascensor y con el cuchillo empiezo a hacer una marca en el botón que corresponde a su piso.
Mi vecino no se atrevió ni a darme las gracias…era ciego pero su cara era un poema, estaba flipando pensando que la vecina del ático es una loca que sale con un cuchillo a la escalera cuando llaman al timbre…
En fin, que volví orgullosa de mi buena obra del año hacia mi pisito y cerré la puerta con el pecho hinchado pensando que a veces puedes cometer errores tontos y que hay gente que te puede necesitar, que no hay que ser tan mal pensado…