
Las olas del mar de los ahogados van y vienen entre la vida y la muerte. En el fondo de sus aguas descansan los cadáveres de marineros e incautos. En las oscuras profundidades los muertos hablan…
En la orilla, la vida transcurre entre las lágrimas de las viudas y la desesperación de las madres.
Una noche dio comienzo a la leyenda de la misteriosa playa. Las palabras se las lleva el viento…y el mar las recoge .De entre las aguas tranquilas, emergió una botella con un mensaje. Un mensaje del más allá para establecer contacto con los vivos. Eran las palabras de un marinero dirigidas a su joven viuda enferma desde entonces…
Nada podía consolar a la muchacha que se dejaba morir de pena. Cada día acudía a la orilla del mar a llorar por su marido.
En el pueblo no se hablaba de otra cosa. El mar traía mensajes en botellas. Los muertos consolaban a los vivos. Cientos de hombres y mujeres encerraban sus palabras y las lanzaban a las profundidades esperando pronta respuesta. El milagro se sucedía día tras día.
Cartas de amor, fotografías de niños recién nacidos, todo lo que no se pudo decir en vida se decía ahora desde el otro mundo…
De repente, un día las alegres familiares dejaron de recibir mensajes. Ya nunca más hubo respuesta. Fue como si el mar les hubiese dado una tregua, una lección de esperanza hacia el más allá. Los muertos siempre vivirán en nuestros corazones y estén dónde estén siempre se acordarán de los que dejaron atrás.
Las leyendas son sólo eso…leyendas. Pero el mar de los ahogados cuenta con muchos testigos de lo que allí sucedió durante varios meses. El consuelo de poder despedirse de los seres queridos hizo que menguara la pena de los que en tierra se quedaron.
En recuerdo a aquel misterioso suceso se construyó una estatua de una botella con un mensaje en la orilla del mar.