
Este año por mi cumpleaños, mi queridísima amiga Cristina me regalo un vale por un masaje. Cómo tengo esa fea costumbre de dejarlo todo para más tarde, pasó el tiempo… y como el vale caducaba este mes, decidí pedir cita para el centro de estética.
-Hola buenos días, quería pedir hora para darme un masaje. Hoy mismo si es posible.
-Si claro, cómo no, su nombre
-Fail
-Gail?
- No,Fail, con f
-Sí claro, como no.
- A qué hora le iria bien?
-A partir de las tres de la tarde perfecto.
- A las ocho y media?
-Y por qué no a las once de la noche?,como ya habréis cerrado, puedo entrar en plan clandestino…picaré tres veces y la contraseña puede ser “águila contracturado”. Hombre, no tiene algún huequecito antes? Es que iré directamente después de trabajar.
- A las tres y media entonces y no se hable más.
-Qué bien , genial, tendré que ir comiéndome el tapper por el camino…
-Sí claro como no, hasta luego entonces.
La verdad es que me hacía muchísima ilusión el masajito porque estoy todo el día para arriba y para abajo y se me carga mucho la espalda.
La cuestión es que va llegando la hora de terminar de trabajar y ya me veis, toda sudada, con el flequillo pegado a la frente y el rimel corrido, pero sonriendo…eso siempre, como Tita Cervera.
Por mi trabajo, debería conocer a la perfección todas las calles de Barcelona pero mira, la triste realidad ésta:
Me sacas al portal de mi casa con los ojos vendados, me das un par de vueltas e intentas que vuelva a entrar. Esa noche seguro que no duermo en casa. Lo más probable es que acabara en comisaría por intentar forzar portales ajenos…
Digo todo esto porque tuve que preguntar trescientas veces por la calle del sitio en cuestión. Después de dar veinte vueltas a la misma manzana bajo un sol de justicia y muerta de sed, llego al centro. Abro la puerta y me desplomo exhausta en el mostrador. La señorita me mira como si hubiese entrado una peregrina del camino de Santiago.
-Uy. Pobrecita, estás muy colorada, tienes sed?
-Si,sed… mucha, la verdad.
-Quieres un café?
-Si y un polvorón para mojar no te j… Con un poco de agua bastará, gracias.
-Si, como no.
Me hace pasar a la sala de espera. Ojeo unas cuántas revistas y al cabo de un rato me sorprende un pigmeo raquítico que como máximo me llegaba a la cintura.
-Fail, ya puedes pasar.
Me levanto y le sigo mientras observo de arriba abajo su delgado y endeble cuerpecito.
-Vaya, seguro que tienes fuerza para dar masajes?
El pigmeo se gira y me mira sonriendo, pero en su cerebro seguro que me está pegando una bofetada de campeonato para dejarme claro que el comentario está fuera de lugar…
-Pasa a esta habitación por favor. Has hecho esto alguna vez?
-Pues no, hay que hacer algo especial?
En ese momento seguro que el pigmeo piensa “esta es la mía”
- Quítate toda la ropa, las joyas, reloj…
-También debo dejar las armas blancas? Jejeje
Me mira serio.
-Ah, se me olvidaba, también debes ponerte este gorro.
-Venga, será broma, de verdad pretendes que alguien me vea en braguitas y un gorro blanco de piscina? Vaya, cuando leí esta mañana en los horóscopos que debería arriesgar más en mi vestuario y se fijarían en mí, me esperaba otra cosa…
-Me sigue mirando serio, se marcha y cierra la puerta lentamente pero eso sí, sin darme la espalda en ningún momento, que miedo…
Total, que después de examinar la habitación y ver que no hay cámaras que puedan inmortalizar mi patética imagen, hago lo que me dijo y me tumbo boca abajo incrustando mi cara en el extraño hueco que hay en la camilla, supuestamente para estar más cómodo pero que a mi me hace sentir directamente imbécil. Me imagino que viene alguien por debajo y me hace una foto y luego me chantajea de por vida.
Al cabo de unos minutos oigo la puerta y aparece una mujer del tamaño de un armario ropero. Sólo le faltaba tragarse delante de mí seis claras de huevo y ponerse a hacer pesas. Seguro que en su tiempo libre se dedica a arrastrar camiones con los dientes.
- Hola, vengo a darte el masaje.
-En serio? Menos mal, ya creía que esto era una trampa y que me habían enviado un matón.
Vale, vuelvo a incrustar mi cara en el hueco y decido no decir nada más en toda la sesión…
Durante esa hora estuve en el cielo, la verdad es que Hulk Hogan estuvo bastante bien.
Salí del centro mareada y todo de tanto relax, eso si, al quitarme el gorro me quedó esa maldita marca que parece que me hayan abierto el cráneo y lo hayan vuelto a coser…todo sea por relajarse un poco, aunque sea un vez al año!